Su mañana siempre empezaba ajetreada , debía madrugar mas que el resto para poner en marcha sus dotes culinarios. Todos los días a cierta hora de la mañana la casa de Lisbeth se llenaba de aromas fuertes que hacían despertar al mas perezoso estomago.
El aroma de chorizo y frijol rebosando en un aroma picoso y dulce, la cebolla brindado el aroma fragante que motivaba a cualquier trabajador de la zona a levantarse con un buen animo. Lisbeth era una mujer trabajadora y madrugadora ,pues para ella el ave que despertaba primero era la que se llevaba el mejor gusano, tal como ella con las ganancias por las que trabajaba tan duro.
Nunca hubo un solo día que los tacos de Lisbeth no fueran concurridos , ya que ,quizás se trataba por su sabor particular o la amabilidad y sonrisa decidida que deslumbraba el rostro rostro de la cocinera.
Pero sin importar la razón o el por que se mantenía concurrido aquel pequeño puesto , la sonrisa orgullosa siempre lograba llenar su corazón después de ver cada canasta vacia.
Tortillas taqueras.
Aceite neutro.
Chile guajillo.
Dientes de ajo laminado.
Cebolla cortada en ocho.
Frijoles sin caldo.
Caldo de frijol.
Cebolla.
Manteca.
Papas cocidas y cortadas.
Longaniza.
Diente de ajo picado.
Al gusto.
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