El segundo martirio comenzaba cuando se vertía la manteca aun congelada , una terrible combinación debido a su dureza.
La masa reposaba su rato necesario , pero la peor parte venia cuando se trataba de estirar la masa, era lo mas frustrante por que no había uno solo que sobreviviera sin huecos , pero al final se lograba obtener una tanda completa de las finas películas de masa que se dejaban secar. Eran fritos diligentemente y espolvoreados en azúcar y canela, aunque al tercer buñuelo el azúcar se había vuelto masudo y molesto.
Sin embargo el arduo y molesto labor se volvía un logro reconfortantes cuando toda la familia se sentaba a la mesa a disfrutar aquel tedioso postre que unificaba a todos sin importar que tan llenos estuvieran.
Nunca fui una partidaria de la preparación de aquel tediosos platillo. Quizás era debido a su elaboración complicada o al molesto dolor de dedos y frustraciones que creaba en mi alma el ver los agujeros romper la delgada tela de masa elástica. Nunca entendí realmente por que todos enloquecían de emoción al escuchar la palabra “buñuelos” cada navidad .
Todos los 23 de diciembre sin excepción empezaba la preparación de este platillo. Incluso después de ser preparados por mis manos en mas de una ocasión mis manos se movían solas hacia el agua hirviente de tomatillo para comenzar a remover. Debido a mi naturaleza orgullosa me negaba a dar alguna señal de dolor , sin embargo ese era el primer problema de toda la elaboración complicada.
Harina de trigo cernida
Polvo para hornear
Azúcar.
Sal.
Mantequilla fundida
Huevos.
Leche.
Aceite para freír.
Azúcar.
Canela en polvo.
Mezcla la harina con el polvo para hornear, el azúcar y la sal. Agrega la mantequilla, los huevos y la leche; bate hasta formar una masa suave
Enharina una superficie lisa y amplia, trabaja ahí la masa y divídela en pequeñas bolitas. Barnízalas con aceite, cúbrelas y déjalas reposar por 20 minutos.
Calienta el aceite hasta que hierva en una olla pequeña. Extiende las bolitas de masa con un rodillo o ayúdate de una máquina para hacer tortillas. Fríelas en el aceite hasta que doren y colócalas sobre papel absorbente.
Mezcla el azúcar con la canela y espolvorea los buñuelos con esta preparación. Llévalos a la mesa.
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