Pero jamás por paladares exigentes que degustaban alegremente el dulzor del tomate fresco y la acidez del queso de cabra que solía decorar el típico platillo que recordaba a la sencillez agridulce de su abuela.
Y es que Doña Lucia disfrutaba inmensamente de los altibajos de la vida tanto como disfrutaba de la calidez de un platillo hogareño que combinaba perfectamente la dulzura y la acidez de las cosas.
Doña Lucia siempre fue una mujer de carácter sencillo, cariñoso y precavido. Era de aquellas mujeres que no se daban los lujos de probar cosas nuevas a temor de perder tiempo en cosas sin relevancia.
Doña lucia siempre solía decir a su nieta.
“Eres lo que comes”
Aquellas palabras pasaban desapercibidas por oídos infantiles y desinteresados por refranes complicados.
lentejas
jitomate
cebolla
jalapeño
dientes de ajo
tocineta
hoja de laurel
tomate rojo grande
queso de cabra
concentrado de caldo de pollo
Como siempre lavar todos los ingredientes. Los tomates, las cebollas y la tocineta se cortan en cubitos. Los ajos se machacan con un golpe seco. Las lentejas de preferencia se pueden poner en agua la noche antes para facilitar el proceso de cocción.
Poner agua, (al menos unas dos tazas) en una cacerola al fuego y cuando rompa el hervor agregue las lentejas limpias y enjuagadas.
Añadimos los demás ingredientes y cocinamos a fuego lento, sin prisas. Remueve de vez en cuando para evitar que se quemen y se peguen al fondo de la cacerola. Cuando veas que las lentejas están tiernas será el momento de retirarlas del fuego.
Se pueden servir con rebanadas de queso de cabra, una rebanada de jitomate fresco con pimienta y sal y si quieres realzar el sabor, añade una cucharadita de vinagre el momento de servir.
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